COLEGIO NUEVA COLOMBIA I.E.D
LENGUA CASTELLANA
Con motivo del día del IDIOMA, me complace presentar los escritos de algunos de mis estudiantes del grado NOVENO, a continuación la "LEYENDA DEL TIGRE NEGRO" del estudiante Juan Sebastían Romero del grado 904:
La Leyenda del Tigre Negro:
En los tiempos antiguos, cuando los bosques eran más densos y los misterios aún no habían sido desvelados por la luz del conocimiento, existía un lugar olvidado por los dioses y temido por los hombres. Era un bosque oscuro, donde los árboles se entrelazaban como espinas y las sombras danzaban al son de sus propias melodías. En ese lugar, la leyenda del tigre negro tomó forma y se arraigó en el corazón de los habitantes de los alrededores.
Se decía que el tigre negro no era una criatura natural, sino una creación del mismísimo diablo. Los ancianos contaban la historia junto al fuego, mientras las estrellas titilaban en el cielo como ojos curiosos. Según la leyenda, el diablo, aburrido de su dominio sobre las almas perdidas y las llamas del infierno, decidió desafiar a la creación misma. Quería crear algo que fuera más allá de las leyes naturales, algo que aterrorizara incluso a los espíritus malignos.
Así, en una noche sin luna, el diablo se adentró en el corazón del bosque. Allí, en un claro rodeado de helechos y musgo, trazó símbolos antiguos en la tierra. Invocó las sombras más profundas, las que se escondían en los rincones más recónditos del mundo. Y de esas sombras, nació el tigre negro.
Su pelaje era más oscuro que la noche, y sus ojos brillaban como brasas ardientes. Sus garras eran afiladas como cuchillas, y su rugido resonaba en los huesos de quienes lo escuchaban. El tigre no conocía la compasión ni la piedad; su único propósito era acechar a aquellos que se atrevían a adentrarse en su territorio. Con cada paso, la muerte seguía sus huellas, y su presencia era un presagio de fatalidad.
Los aldeanos temían hablar de él, pues incluso mencionar su nombre podría invocar su presencia. Era el guardián de los secretos del bosque, el ejecutor de las voluntades oscuras del diablo. Los niños se asustaban con historias de sus hazañas: cómo había devorado a cazadores arrogantes, cómo había hecho desaparecer a viajeros imprudentes. Pero algunos ancianos sabían que detrás de cada leyenda hay un grano de verdad.
En las noches sin luna, cuando el viento susurraba entre los árboles, podían sentir la presencia del tigre. Se ocultaba en las sombras, esperando, siempre vigilante, siempre hambriento. Los más valientes intentaron cazarlo, pero ninguno regresó. Sus huesos yacían dispersos en el bosque, advertencia silenciosa para quienes se aventurarán demasiado lejos.
Y así, la leyenda del tigre negro se convirtió en un cuento para asustar a los niños y mantenerlos alejados de los peligros del bosque. Pero algunos creían que el tigre aún acechaba, esperando su próxima presa. Porque en los lugares más oscuros y olvidados, donde las sombras se entrelazan y los misterios persisten, las leyendas nunca mueren del todo.
Autor: Juan Sebastían Romero, Grado: 904
